Crónica Acampada Pina de Montalgrao

¡Hola a todos y todas!

¿Recuperados ya de la última acampada? Vamos a hacer aquí una pequeña crónica para todos aquellos que no pudieron venir.

Un buen madrugón nos recibió el sábado, aunque iba a merecer la pena. Un bus lleno de cotilleos y charlas nos debía llevar a Barracas, lugar conocido por los más viejos del lugar. Rememorando campamentos indios y noches de Bob Esponja tuvimos que buscar la famosa ermita, de donde salía nuestro camino hacia Pina de Montalgrao. 5 kilómetros de ruta para llegar a nuestra deseada zona de acampada. Rápidamente tocaba montar las tiendas y volar hacia Mafeking. El poblado africano, donde Baden-Powell se ganó su gran fama militar, iba a protagonizar toda nuestra acampada.

Tuvimos que correr, ser hábiles y esconder nuestros mensajes para poder pasarlo al otro bando. Después de conocer la historia al completo de Mafeking, nos pusimos a cocinar: la pasta dominó los platos, con alguna excepción en forma de fajitas.
Tras la comida comenzaba el juego de pistas, donde las patrullas debían recordar todos sus conocimientos de códigos, nudos y orientación para encontrar las pruebas y volver a la acampada. Con la merienda llegó la noche, y con la noche la hoguera. Un fuego avivado a cada minuto que no desapareció hasta que nos fuimos a dormir y que nos ayudó a luchar contra el intenso frío de la noche.

Por la tarde aprendimos todos los Primeros Auxilios básicos: heridas superficiales, fisuras, quemaduras, vendajes...podemos estar tranquilos,¡ cualquier tropero será capaz de curarte como el mejor médico! Después de algún que otro juego tocaba ponerse con la cena. Con una sopa bien calentita como plato estrella, hamburguesas y salchichas nos dieron la última dosis de energía para el juego nocturno. El manicomio se abrió para que unos cuantos locos camparan por todo Pina de Montalgrao.

Tras un sueño reponedor, con los sacos protegiendo del frío exterior, llegaba la mañana. Mochilas, desayuno y rápidamente a una nueva zona de juegos, donde ya no Mafeking, sino todo África nos esperaba con nuestro Risk. Las patrullas se disputaron la conquista del continente, que acabó con un partido de fútbol decidido por un gol en el último suspiro. Vuelta al campamento, desmontaje de tiendas y comida, con las latas de albóndigas siendo protagonistas.

La última parte de la acampada nos iba a llevar de vuelta a Barracas en una rutita que superamos con éxito. Ya en el pueblo, los troperos sacaron a relucir su creatividad preparando las obras del Festival de Navidad. El bus de vuelta nos dejó K.O., preparados para llegar a casa y no salir de la ducha en un buen rato.

En conclusión, un gran fin de semana lleno de naturaleza, escultismo y compañerismo. A la derecha podéis ver un álbum con algunas de las fotos de la acampada. Mientras preparamos la próxima, nos vemos el sábado que viene a las 17.00 de la tarde.

Buena caza y largas lunas.